Se trataba de un producto producido en los setentas, por la central dulcera de mexico. Y consistía en un sobre con chicles y una imagen que en su reverso tenia una serie de textos escritos con tinta mágica.
Debía acercarse a un fuego lento para que este poco a poco se fuera revelando. Con el tiempo mi mama, me enseño hacerlo con hojas en blanco y jugo de limón, que al secar no se veía, pero al contacto con el calor, la reacción química del ácido del jugo develaba el texto escrito.
Visto desde la óptica infantil era magia pura, y la capacidad de asombro a esa edad esta muy presente. Así que si alguien los recordó que dibuje una sonrisa, hasta la próxima publicación. Las imágenes fueron tomadas del sitio de ventas Todocoleccion